SA, SRL O UNIPERSONAL,
¿Cuál es la que más me conviene?

Sin importar si recién vas a empezar tu empresa o si llevas varios años con ella, seguro que alguna vez te preguntaste ¿cuál será la estructura empresarial que más me conviene? O tal vez consideras que la estructura empresarial tiene sólo que ver con la tu constitución legal que tu empresa tiene (o que tal vez no tiene. En este artículo intentaré ayudarte a despejar estas dudas.

Para empezar habría que definir que es una estructura empresarial. Una rápida búsqueda en Google nos muestra resultados que tienen que ver más con un organigrama, con la manera en que la empresa se organiza de forma interna.  Sin embargo, estructura tiene varias definiciones. Una de ellas dice: “Armadura, generalmente de acero u hormigón armado, que, fija al suelo, sirve de sustentación a un edificio”.  Me parece muy interesante usar la construcción de un edificio como la metáfora de crear (y manejar) una empresa. En ese sentido, podríamos pensar en que la estructura empresarial es algo así como los cimientos de una empresa, la base sobre la que todo lo demás se apoya.

Si bien la metáfora ayuda, también tiene sus problemas. Parece imposible pensar que alguien construya un edificio sin tener clara la cantidad de pisos y el tamaño que tendrá. Sería muy extraño que un cliente le pida a un ingeniero que construya los cimientos de un edificio que tendrá “entre 4 y 15 pisos. Un poco depende de cómo nos vaya. Empezaremos con cuatro y si nos va bien, capaz nos animamos a hacer otros cuatro pisitos o tal vez le metemos hasta diez. Vamos a ir viendo”. Sin embargo, cuando uno está empezando con su empresa pasa justamente eso: necesitamos de una estructura que se pueda ir adaptando a lo que pase, de unos cimientos que te permiten ir creciendo, o a veces achicándote, en el tiempo. Por suerte, al contrario de los edificios, la estructura empresarial se si puede ir adecuando con el tiempo; aunque siempre es mejor saber, desde el inicio, si lo que buscamos hacer se parece más a una casita, a un edificio de cuatro pisos o a un rascacielos.

¿Por dónde empezamos?

Hemos definido ya la estructura empresarial como los cimientos de nuestra empresa. Y queremos que estos sean lo suficientemente flexibles para que podamos crecer, pero también que nos permitan, si fuera el caso, acomodarnos a la nueva situación (sobre todo en estos tiempos extraños). Además, vimos que es importante “dimensionar” correctamente las cosas, para no tener algo ni muy chico, ni muy grande. Entonces, ¿por dónde empezamos?

En Tú-Consultorio Empresarial somos un poco fans de Simon Sinek y de una idea suya que es sencilla pero muy poderosa: empieza con el por qué. Así que siempre recomendamos empezar por ahí. Preguntándonos ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué quiero crear una empresa? ¿Qué es lo que realmente estoy buscando?

A veces, la gente busca emprender como una salida ante la falta de empleo. Otras veces, busca tener un ingreso extra que complemente al del trabajo. O tal vez se trata de un cambio de vida, de tener más tiempo para otras cosas. O de seguir una pasión. Hay muchas razones. Y ninguna es mejor que otra. Lo importante es ser sincero con uno mismo y entender los motivos por lo que se está haciendo lo que está haciendo. De no hacerlo corremos el riesgo de diseñar cimientos de edificio para una casita (lo que hará que nuestros costos sean innecesariamente altos y nunca lleguemos a ser eficientes) o de intentar levantar algo de diez pisos cuando sólo aguanta dos.

Cuando, dentro de las consultas que tenemos con los clientes, toco este tema, normalmente pregunto: ¿Quieres tener un negocio o una empresa? Si bien parecen términos iguales, hay importantes diferencias: un negocio se enfoca en generar beneficios rápidos y por lo tanto tiene una orientación de corto plazo. Mientras que una empresa se enfoca en generar valor y por lo tanto su orientación es más de largo plazo. ¿Cuál es mejor? Ninguno. Todo depende de qué estás buscando.

Eso sí, tener claridad en este tema es muy importante, tal vez  lo más importante para generar una estructura empresarial adecuada. Si lo tuyo es un negocio, tiene poco sentido que tenga una estructura de empresa. Y viceversa, querer tener una empresa con estructura de negocio es, generalmente, un error que lleva a la quiebra. Claramente no es lo mismo tener una tienda de barrio que un supermercado. También es muy importante tomar en cuenta cosas como: ¿quiero ser yo el único dueño de esto en el tiempo? ¿voy a necesitar más socios para crecer? ¿estoy haciendo esto para poder venderlo luego?

Una vez tomada la definición sobre si se desea una empresa o un negocio, debemos elegir algunas de las opciones que nos da la legislación boliviana. Estas opciones van desde ser un consultor independiente (que significa que no tenemos una empresa como tal, si no que vendemos nuestros servicios como consultores) hasta constituir un Sociedad Anónima. En el medio, existen otras opciones: régimen simplificado, empresa unipersonal, sociedad de responsabilidad limitada o incluso opciones más complejas (y con nombres algo curiosos) como comandita simple o asociación accidental, aunque estas son menos comunes.

¿Entonces, la estructura empresarial tiene que ver sólo con nuestra constitución legal?

Si y no. Es decir, nuestra estructura empresarial estará definida en buena parte por la constitución legal que elijamos; pero la elección de esta no sólo debería responder a consideraciones legales sino más bien al modelo de negocio que queremos implementar.

Esto se debe a que nuestra forma de constitución legal tiene un gran número de implicaciones; que van desde las obligaciones que debemos asumir (impuestos, registro de comercio, presentación de estados financieros), nuestras posibilidades de financiamiento (acceso a créditos bancarios, atraer inversionistas), temas comerciales (la percepción que los clientes tendrán de nosotros o el tipo de clientes a l que podremos venderle) e incluso si estamos poniendo en riesgo el patrimonio personal.

Acá una vez más es importante volver a la pregunta de ¿por qué estoy haciendo esto? Pues a partir de esa respuesta obtendremos la claridad para tomar decisiones. Además, nos ayudará a entender mejor el ¿cómo quiero hacer esto? Y saber si estoy pensando en una estructura que se parece más a un hombre-orquesta (donde, todos los instrumentos los toca la misma persona) o más bien a una sinfónica (donde hay alto nivel de especialización). ¿Por qué es importante pensar esto? Pues porque normalmente estructuras empresariales más complejas (la sinfónica, usando la metáfora anterior) requieren también de socios, inversionistas y de tener la posibilidad de captar y retener talento humano. Y la estructura empresarial que elijamos deberá poder hacer todas esas tareas.

¿Y ahora?

Como vimos, definir la estructura empresarial parece algo en medio camino  entre un arte y una ciencia. Se deben responder preguntas filosóficas (¿por qué estoy haciendo esto?) pero también entender cosas técnicas (¿es mejor ser una unipersonal o una SRL?). Además, se deben considerar temas como el financiamiento que podríamos llegar a necesitar o la estrategia comercial que queremos adoptar. Parecería que para poder definir estas preguntas es necesario hablar con muchos expertos (desde un filósofo o psicólogo hasta un abogado, pasando por contadores y expertos en marketing). Y de cierta manera, es así. Las implicaciones de la estructura empresarial afectan todas las áreas de una empresa.

Elegir una estructura empresarial, o al menos entender cuál es la que más me conviene, puede parecer  un reto complejo; una montaña alta y difícil de escalar. Por suerte, no tienes que hacerlo todo solo, nosotros podemos ayudarte. En Tú Consultorio Empresarial contamos con los expertos y la experiencia para, junto contigo, aclarar las dudas, entender mejor el tema y definir así la mejor estructura para tu empresa o negocio.

Escrito por:

Proyectos

Acerca de nosotros/as

Copyright © 2022 Tú – Consultorio Empresarial. Tú puedes, pero no tienes que hacerlo todo solo/a.